dijous, 9 de juliol del 2009

El regreso de los Sex Pistols charnegos



La Banda Trapera del Río vuelve sin el Tío Modes, 15 años después de su último concierto


Pocos fueron los años en los que La Banda Trapera del Río presentó al punk por España antes de que existiese. A orillas del pestilente río Llobregat y a veinticinco minutos de metro del centro de Barcelona, Cornellà era conocida como la ciudad satélite. Una localidad que acogía a gente muy digna y trabajadora, inmigración andaluza básicamente pero que también era caldo de cultivo para familias desestructuradas, quinquis y macarras. Desde el barrio de San Ildefonso, la Trapera presentó tres discos en estudio, un directo y muchas ganas de rebelarse. Su último regreso se produjo hace 15 años y los que asistieron, tuvieron la suerte de ver la última actuación de Modesto Agriarte, guitarrista y cabecilla entrañable de la banda que falleció en 2004 víctima de una pancreatitis. Agriarte moría al mismo tiempo que se forjaba el mito del Tío Modes.

En 1976, nadie conocía el punk excepto ellos, cinco jóvenes iconoclastas dispuestos a tocar los fines de semana y disfrutar de la vida sin ataduras morales ni laborales. A petición del Ayuntamiento de Cornellà, el pueblo que les vio nacer, crecer y desaparecer, la Trapera volverá a girar. En principio, esta iba a ser la única actuación en su retorno pero sus miembros han decidido lanzarse a la carretera y hacer una minigira. Cinco conciertos en los que visitarán Valencia, Bilbao, Jerez, A Coruña y Madrid.

Lluís David Andrade dirige y presenta Adios Lili Marlen, un programa especializado en música punk que se emite en la emisora Ripollet Ràdio. “Claro que cobrarán y a mí me parece normal. Esta banda no vuelve solo por dinero. El gusanillo les ha picado y les apetece volver a tocar porque saben que el público les va a apoyar. Al principio lo vendieron como que solo iba a ser un único concierto en su ciudad de siempre, Cornellà. De esa reunión puntual han decidido realizar una gira”, dice.


Los miembros que regresan a los escenarios son Morfi, la voz; Raf Pulido, batería; y Jordi Pujades, bajista, el Subidas, mote que procede de su apellido catalán y las sensaciones derivadas de los canutos. Ellos recogen el testimonio trapero de los Sex Pistols ibéricos para actuar de nuevo por España.

Las drogas fueron clave en el primer final de la Trapera, sobre todo por parte de Morfi. En su última actuación en Almansa, (Albacete) en el año 1982, Morfi se plantó al mediodía en medio de la plaza mayor y empezó a gritarle “hijo puta” al alcalde mientras se rociaba con una botella de whisky por la cabeza. Además, empezó a chillar que iba a meterse un supositorio de morfina allí mismo. El mal rollo de la situación provocó la primera disolución del grupo. Diez años más tarde, el sello discográfico Munster, reeditó el primer LP homónimo y luego publicó su segundo inédito, Guante de Guillotina(1993); un directo, Directo a los Cojones(1994); y otro de estudio grabado para la ocasión, Mentemblanco(1994).
En 2007, Jaime Gonzalo publicó el libro Escupidos de la boca de Dios, un legado que recoge declaraciones de los partícipes, además de fotografías extraordinarias realizadas por el fotógrafo Salvador Costa, fallecido hace dos años.

La Banda Trapera del Río surgió de las cloacas de Cornellà, la ciudad satélite de Barcelona en la que se respiraba un hedor a “manguis”, “quillos” y rebeldes. Raf Pulido, antiguo batería de la banda, recuerda en una entrevista publicada en la revista Ruta 66 que aquella época fue vibrante. Si no le traían el saco de marihuana al estudio de grabación, no grababa el punteo. Un guitarrista estupendo, un cantante que lo daba todo en cada concierto. Y es que, tal y como afirma el libro de los dos jóvenes profesores canadienses Joseph Heath y Andrew Potter, Rebelarse vende. Pero si la rebelión va acompañada por las drogas, también destruye.